jueves, abril 02, 2009

Sweeny Todd


Ya hace días que no ando fino de salud por culpa de un cruel resfriado (espero que nunca paséis por una experiencia similar -las mucosidades, los estornudos... Ni House se atrevería con un caso así).

Tampoco estoy muy allá anímicamente. A veces pienso que si la palmo voy a dejar un montón de basura en herencia para quien la quiera -va a haber duelos a muerte- (libros de programación en lenguaje Cobol, la vajilla de Banesto, las fotos de aquel verano en Santander con sandalias y calcetines de tenis...). Por eso estoy metiendo en cajas las cosas que no me llevaría de mudanzas, para donarlas al punto verde del barrio. He comenzado por una torre y una pantalla de ordenador viejos (que guardaba por si me fallaba éste). He continuado por las más de quinientas películas en VHS que coleccionaban polvo en una estantería. Como el viejo reproductor hace tiempo que murió, no me sirven de nada. Hay buenos títulos en esas bolsas de plástico aguardando su viaje final (entre estornudo y estornudo echo un último vistazo a las carátulas):

Elena y los hombres (Jean Renoir)
El Buscavidas (Robert Rossen)
La Balada de Cable Hogue (Sam Peckimpah)
Cómo casarse con un millonario (Jean Negulesco)
Boudou salvado de las aguas (Jean Renoir)
Charada (Stanley Donen)
Ponette (Jacques Doillon)...

Este lunes por la tarde, tenía en la mano un precioso perro de cerámica ataviado de torero que me devolvió una antigua pareja cuando me dejó (nunca entenderé por qué me abandonan siempre las mujeres con los bonitos regalos que hago), estudiando si conservarlo o condenarlo al olvido. Cuando sonó el teléfono.

Era Ilse, desde Londres, en vacaciones. Paseaba por un parque, viendo plaquitas que los vivos dejan a los muertos en los bancos, del estilo de “En memoria de mi hermana Lily”, y se acordó de mí.

-Ya sé lo que haré cuando te mueras -me dijo, nada más descolgar, sin saludar siquiera.
-¿Qué harás, maldita? -le respondí con mi voz cavernaria por el resfriado, tras un par de segundos intentando identificar aquella voz de angelito que esconde un alma de demonio.
-Pues además veo que te queda poco. Iré al Turó Parc y te pondré una plaquita que diga: A la memoria del Joan, que venía aquí todas las tardes.

Ilse nunca te deja indiferente. Te cuida, te odia, te ama, te añora, te olvida. Una montaña rusa -pero es de las pocas personas a las que quiero, sin remedio. Es igualita al personaje de Holly Golightly de Breakfast at Tiffany's, de Truman Capote. O la tomas o la dejas. Pero es así.

Mientras seguía relatándome anécdotas británicas, yo miraba la preciosa figura de cerámica (¿cuánto debió costarme?), hasta que la precipité al vacío de esa caja que anticipa futuras mudanzas. Crash. "¿Viejuno, te has caído? ¿Te has muerto?". "Niña, serás mala gente".

Este lunes por la tarde, tenía sobre la mesa unas caricaturas enmarcadas que dibujé de mis compañeros de piso en la universidad. Medirían unos 20 x 20 cms. y estaban bastante logradas. Curiosamente, en los cuatro dibujos aparecemos todos con unas buenas matas de cabello. Y ahora... Entonces me llegó un mensaje de telefonía móvil -sms creo que lo llama la gente joven.

Era la mujer irlandesa convidándome al ensayo con público del musical que estrena en Barcelona esta semana. La llamé. En primer lugar porque tenía ganas de volver a escuchar -después de tanto tiempo- aquella voz suya mezo-contralto de angelito que esconde un alma de demonio. También para darle las gracias, y decirle que haría lo posible por asistir, pero que tenía una rara enfermedad llamada resfriado, que ni House sabría tratar. Me respondió que no me preocupara, que lo primero era sobrevivir, que no quería incomodarme. La pobre, me invitaba y se sentía culpable por ello. Me encanta que sea tan detallista, tan humilde, tan vital. Es igualita al personaje de Avellaneda de La tregua, de Mario Benedetti. O la tomas o la dejas. Pero es así.

Mientras me ponía al día de su regreso a casa con la compañía de teatro, al Mediterráneo, yo observaba las caricaturas de mis amigos de hacía más de veinte años, hasta que las lancé al vacío de esa caja que anticipa futuras mudanzas.

Antes de cenar, llamé a la mujer elegante con la excusa de preguntarle cómo estaba su gata Boira -mi chica favorita, que siempre se pone a ronronear sobre mis piernas forasteras- en esa nueva vivienda que okupan temporalmente. Me contó (con su voz de demonio -por los pecados que suelta- que esconde un alma de angelito) que la gata está perfecta, y que sólo hubo un pequeño susto con una de las otras dos felinas. Se precipitó del primer piso al patio, y costó recuperarla. Le pedí si quería acompañarme al teatro para ver actuar a la mujer irlandesa. "Només si entrem fent un sinpa (sin pagar)".

Este martes bajé en metro hasta el teatro. Me puse en la cola bajo la lluvia, con mi paraguas roto, y mis papeles de cocina en los bolsillos para sonarme el hocico tras una colombiana dicharachera. La mujer elegante apareció con retraso en un taxi (desde que es rica arruga la nariz ante las emisiones de los tubos de escape de los autobuses urbanos). Descendió mientras desplegaba un paraguas enorme y regalaba un par de billetes -no vi el color- de propina al conductor. En su vida o todo es blanco o todo es negro. Y ahora tiene el viento de popa. Se le nota en el brillo de su mirada. Es un huracán vital, nunca para quieta, y no deja asomar ni una puntita de su tremenda sensibilidad. Quizá para no dar pistas al enemigo. No se parece a ningún personaje literario, pero merece una novela volcánica. O la tomas o la dejas. Ella es así.

El enorme cartel de la fachada del teatro Apolo mostraba a Joan Crosas con una navaja y a Vicky Peña con un rodillo, amenazantes bajo la lluvia de ese martes por la noche. En letras rojas de sangre se leía Sweeny Todd. Y entre los nombres de los actores: la mujer irlandesa (aunque no ponía exactamente esas palabras -actúa con seudónimo).

En un descuido del portero, le pedí a la mujer elegante que corriera y entramos a la platea riendo. Estaba contenta de haber logrado hacer un sinpa. Claro que no le conté que el ensayo con público era gratuito -aunque intuyo que lo sabía y me siguió el juego infantil. El patio de butacas estaba a rebosar. Las luces se apagaron puntualmente a las nueve y un portazo en el escenario inició tres horas de puro espectáculo. De emoción. De voces magníficas. De elementos móviles escenográficos. De sangre. De humor. De amor. Es abolutamente recomendable (incluso aunque coincida con un partido del Barça).

Al final, los más de veinte actores que intervienen en Sweeny Todd salieron a agradecer los aplausos, los silbidos de admiración, la gente puesta en pie. Y se vieron obligados a hacer un bis. La mujer irlandesa estaba preciosa (especialmente en una escena de la obra, con un sombrero negro sobre sus rizos pelirojos -una genuina Maureen O'Hara). Siempre que la veo feliz sobre unas tablas (en realidad sólo han sido dos veces -me convida poco la muy tacaña), tras todo ese esfuerzo corporal y de voz, cuando ya sólo queda disfrutar de ese público entregado, se me escapa una lágrima imaginándome lo que siente ella. Claro que este martes estaba resfriado y pude disimular con un papel de cocina extraído de mi bolsillo. La mujer elegante seguirá pensando que soy un hombre de verdad -aunque intuyo que me vio sonarme y se hizo la despistada.

En la calle continuaba lloviendo. El público abandonaba el Apolo silbando temas del musical y, poco a poco, se dispersaba en taxis, en coches, en motos. Esperamos un rato por si salían los artistas. La avenida del Paral.lel estaba prácticamente desierta y el asfalto brillaba como si fuera de charol. La mujer elegante debía madrugar y yo estaba con esa terrible enfermedad que ni House sabría tratar. Nos separamos y emprendimos nuestros caminos de regreso a casa.

Remonté las Ramblas buscando un bus nocturno. También silbaba canciones pegadizas de Sweeny Todd. Quizá por eso se acercaron unas africanas sin paraguas, con voces de angelito y almas de demonio. No preguntaban, extraviadas, por ninguna dirección.

Estaba más animado, menos enfermo. Ilse ya dormía en Londres. Seguramente soñando mi epitafio.

14 Comments:

Anonymous Ilse said...

Lo primero, pasar de Paseante a nadador sin preparación es lo que tiene, que no estás curtido y el agua es dura.

Tu epitafio no me deja dormir, porque como veo que corre prisa, lo pienso día y noche. Me alegro de que te gustara Sweeney Todd. Yo pasé ayer por Fleet street, pero esta vez no he podido probar los peores pasteles de carne.

Qué suerte tu amiga la irlandesa, puede estar orgullosísima de un espectáculo maravilloso, si es que sigue siendo el mismo (que creo que sí) que yo ví hace más de 11 años, con los mismos actores, pero en un teatro que ha hecho desaparecer esperancita.

Y la mujerl elegante hace bien en ir en tasis. Los que vivimos con gatos nos hacemos tan señoritos como ellos, y el metro es de pobres.

2 de abril de 2009, 1:16  
Anonymous Rita said...

Tu el que pretens és que el veí t'esperi un dia a una cantonada i et trenqui les cames... Tantes dones al teu voltant... Ves amb compte eh! ;-)
Bona nit!

(M'ha agradat eh!)

2 de abril de 2009, 2:13  
Anonymous òscar said...

una mà anònima escriu l'epitafi, a un banc del turó parc, posant quelcom semblant a "pensava que era lupus o sarcoidosi. equivocadament".

fos a negre i després de la musiqueta, gairebé cinquanta minuts d'un nadador "casanova" que sedueix primer a caddy regalant-li un gos de ceràmica disfressat de matador de toros. després a cameron convidant-la al musical d'un barber tormentat i, finalment el molt pillo, a 13 amb una extraodinària colecció de pelis en format vhs (fins i tot n'hi ha alguna en beta).

la mà, de foreman, remata l'epitafi dient "era enveja. i ben cotxina".

un super travelling :) i el nadador enfila l'avda. pau casals envoltat per tres fantàstiques dones a les que obsequiarà amb figuretes de ¿lladró? mentre sona una antiga cançó italiana que diu con totta la ragazza sonno tremendo. house descansa en pau.

fi.

2 de abril de 2009, 7:57  
Anonymous gatot said...

males llengües diuen que el nadador és així: o te'l quedes o el deixes... no sé perquè em recorda un tal jamfri...

petons i llepades teatrero-peliculeres, dimoniet!

2 de abril de 2009, 13:43  
Anonymous Arare said...

Nedador, m'ha encantat com has nedat aquest post... quan vaig veure la primera vegada Swenny Tood el prota era Constantino Romero, però ella era la Peña. Una passada! em va encantar! (la peli no em va agradar, més que res perquè el so em va foradar els timpans)

la millor cançó, per mi, és la dels pastissets de carn.
Quan la Peña fa de gavina, és extraordinària (encara el fa, el crit de la gavina?)

abraçades malèfiques

p.d.- no hauries de llençar els videos, snif...

2 de abril de 2009, 20:02  
Anonymous khalina said...

Caram Nedador, quin post! Envoltat de dones i records passats. Si llences aquests objectes ja no podran evocar-te més records.

Jo aniré dissabte a veure Sweeney amb en Wow i els juniors. A mi no em van convidar dimarts jaja...Com ja vaig anar a Madrid. Bé de fet els meus compromisos artístics m'ho van impedir :) Tenia un assaig molt important. A tres assajos d'un concert coral. També pots fer un simpa si vols, però hauràs d'anar a Montserrat... Potser allà ens inspirem amb l'epitafi... quines idees l'Ilse i tu!

3 de abril de 2009, 0:52  
Anonymous dona irlandesa said...

Carai... que em fas pujar els colors.. La comparació amb l'Avellaneda és impagable, per això et perdono que em diguis tacanya!
Moltes gràcies per aquest post.

3 de abril de 2009, 15:58  
Anonymous Anna said...

Com sempre, mentre et llegeixo em sembla que vaig nedant amb tu de bracet. Haurem d'anar al teatre, no?

Per cert, a mi m'encanten els homes de veritat qls que els hi llisquen llagrimes de tant en tant...

Petonets i tranquil que el House no ho sé, però tu solet et posaràs bó en un tres i no res.

4 de abril de 2009, 2:18  
Anonymous nimue said...

oh! els musicals i llançar coses! dues de les meues passions! ;)ç

Espere que et recuperes definitivament de la teua estranya malaltia i que el teu epitafi (que segur que serà molt bonic) tardes molt en necessitar-lo.

B7s!

4 de abril de 2009, 23:01  
Anonymous el paseante said...

Ilse, ves cómo dices tasi!!! Y todas las mujeres que tenéis gatos sóis un poco Holly Golightly.

Rita, el Veí no està preocupat per la quantitat de dones, sinó per la seva qualitat.

Òscar, aquesta vegada tampoc va ser lupus. Et recomano una sèrie que fan els dimarts a Cuatro: House. Crec que t'agradaria :-)

Gatot, la meva àvia a aquest actor li deia l'Hombre Bogart :-) Veig que et tinc el link malament. Ara ho corregiré. Gràcies per entrar. Petons i llepades.

Montse, encara fa de gavina la Vicky Peña (com s'assembla a la Bette Davis en aquest musical). I sí que fa llàstima llençar les pelis. Però què hi farem.

Khalina, ara deus estar sortint del Sweeny amb el Wow i els juniors. M'hauria agradat veure't a Montserrat. Però vaig intentar fer un sinpa al tren i em va fotre fora el revisor. Catxis. I aquestes males idees són de l'Ilse, no meves.

Gràcies a tu irlandesa. Em vas regalar una nit fantàstica veient l'obra. Però em pensava que deixaries un gintonic pagat al bar del teatre. Vaig preguntar i no en sabien res. Veus com ets tacanyota? Un petonet guapa.

Gràcies Anna. Ja estic gairebé recuperat d'aquella estranya malaltia. I només em va caure una llàgrima eh? Que els homes de veritat no ploren.

Nimue, sí que són bonics els musicals. I l'Ilse diu que això de l'epitafi corre pressa. Que espavili. B7s!

5 de abril de 2009, 1:08  
Anonymous atikus said...

vaya que coincidencias, desde los catarros, bueno eso será por el cambió de temperaturas, aunque creo que hace más frío por allí, el otro día vino una chica de Barna por la ofi comentando el frío que teniais; el caso es que ha cambiado el tiempo y yo también estoy con resfriado y algo de fiebre.

Ademas ando desaciendome de las pelis de VHS, pero mas despacio, porque las que no tengo ya digitalizadas las apunto para bajarlas, comprarlas o alquilarlas y tenía mas de mil ;(

además estoy ordenando los cajones y deje un par de bolsas de basura con camisetas para los pobres, (estan bien eh), que de acumuulación de material!!, ahora si veo a un pobre con una camiseta de Glutamato yeye, ya se que es mia ;)

En fin, ahora toca descansar y reponerse, buen finde!
saludos

5 de abril de 2009, 1:25  
Anonymous el paseante said...

Me parece que andamos todos resfriados Atikus (acabo de leer en el blog de Rita que está igual). Y menudas coincidencias. Yo ni me planteo digitalizar o bajar pelis para pasarlas a CD, porque ese sistema también morirá. Y al final te pasas la vida sacando basura. Debía ser bonito verte con una camiseta de Glutamato :-)

6 de abril de 2009, 1:17  
Anonymous Joana said...

Aqest cap de setmana l'aniré a veure... Només em faltava aquesta crònica. Ja sabia que era bona i ara encara més.
Gràcies i m'encanta la passejada que vas fer...com sempre!

7 de abril de 2009, 14:18  
Anonymous el paseante said...

T'agradarà Joana. N'estic segur.

8 de abril de 2009, 1:21  

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