Mujercitas
Hace una semana, dos mujeres a rostro descubierto me asaltaron en plena vía pública, me introdujeron en un vehículo a motor -seguramente sustraído-, condujeron a toda velocidad (a veces en sentido correcto y otras en sentido contrario) por las vías estrechas del para mí desconocido barrio del Guinardó, aparcaron en una esquina oscura y me obligaron a cruzar las calles campo a través, ignorando los pasos peatonales (perfectamente visibles con su disfraz de cebra), hasta llegar a un local de aspecto siciliano, donde los hombres nos miraron dibujando muecas de desaprobación con sus mostachos negros.
Son hermanas. Por eso, como la mujer checa aborrece el sabor y el aroma del queso, Paloma pidió una pizza con dos dedos de humeante roquefort que dejó aromatizada la manzana de casas por varios días. Por eso, como Paloma se marcha a trabajar al extranjero, la mujer checa la amenazó con apropiarse de su cama abandonada para que allí repose su querido pescador de gambas cuando regrese a tierra disfrazado de capitán Pescanova. Por eso, como a la mujer checa le cuesta estacionar el coche en batería, Paloma afirmó que siempre utiliza el sistema de aparcamiento por sonidos (toc). Por eso...
La cena fue divertida, especialmente porque yo ya había cenado en casa y pude centrar mi atención en esa representación de Mujercitas que me regalaban las dos actrices; para mí solo y sin pagar entrada. Una es intérprete profesional y la otra actúa en obras de pequeño formato, pero son igualmente geniales.
La gente de la farándula es extrovertida. Les da lo mismo ponerse a cantar en la ducha que en el centro de una plaza. No les importa si hay una patrulla de policías municipales rondando para marcarse unos pasos de baile. Declaman a gritos un fragmento de Bertolt Brecht en medio de los ejecutivos trajeados que hablan por el teléfono móvil en el paseo. Y se quedan tan anchas.
Cuando salimos del ristorante, nos cruzamos con un amigo suyo, también del mundo teatral. Se bajó de la bicicleta y la utilizó de caballete. Apoyó la espalda en el sillín y puso un codo en el manillar. Con la mano libre gesticulaba o se alborotaba el cabello. Ignoro qué decía ya que hablaba de una manera silenciosa, pero seguramente eran temas interesantes porque las dos hermanas no perdían detalle. Daba una buena imagen, con su jersey negro de cuello alto, el gesto profundo y la mirada extraviada en el infinito.
A las dos de la madrugada, las dos mujeres me introdujeron en su vehículo a motor -seguramente sustraído-, condujeron a toda velocidad (a veces en sentido correcto y otras en sentido contrario) hasta dejarme en casa. Me dijeron adiós con las manitas por las ventanillas, mostrando su cara de ángel.
Antes de meterme en la cama, me vestí con un jersey negro de cuello alto, alboroté mi peinado, cogí la bicicleta y la coloqué a mi espalda para apoyarme en ella y formar un triángulo entre el cuerpo y la máquina. Estaba a punto de afianzar un codo en el manillar, cuando me caí.
Son hermanas. Por eso, como la mujer checa aborrece el sabor y el aroma del queso, Paloma pidió una pizza con dos dedos de humeante roquefort que dejó aromatizada la manzana de casas por varios días. Por eso, como Paloma se marcha a trabajar al extranjero, la mujer checa la amenazó con apropiarse de su cama abandonada para que allí repose su querido pescador de gambas cuando regrese a tierra disfrazado de capitán Pescanova. Por eso, como a la mujer checa le cuesta estacionar el coche en batería, Paloma afirmó que siempre utiliza el sistema de aparcamiento por sonidos (toc). Por eso...
La cena fue divertida, especialmente porque yo ya había cenado en casa y pude centrar mi atención en esa representación de Mujercitas que me regalaban las dos actrices; para mí solo y sin pagar entrada. Una es intérprete profesional y la otra actúa en obras de pequeño formato, pero son igualmente geniales.
La gente de la farándula es extrovertida. Les da lo mismo ponerse a cantar en la ducha que en el centro de una plaza. No les importa si hay una patrulla de policías municipales rondando para marcarse unos pasos de baile. Declaman a gritos un fragmento de Bertolt Brecht en medio de los ejecutivos trajeados que hablan por el teléfono móvil en el paseo. Y se quedan tan anchas.
Cuando salimos del ristorante, nos cruzamos con un amigo suyo, también del mundo teatral. Se bajó de la bicicleta y la utilizó de caballete. Apoyó la espalda en el sillín y puso un codo en el manillar. Con la mano libre gesticulaba o se alborotaba el cabello. Ignoro qué decía ya que hablaba de una manera silenciosa, pero seguramente eran temas interesantes porque las dos hermanas no perdían detalle. Daba una buena imagen, con su jersey negro de cuello alto, el gesto profundo y la mirada extraviada en el infinito.
A las dos de la madrugada, las dos mujeres me introdujeron en su vehículo a motor -seguramente sustraído-, condujeron a toda velocidad (a veces en sentido correcto y otras en sentido contrario) hasta dejarme en casa. Me dijeron adiós con las manitas por las ventanillas, mostrando su cara de ángel.
Antes de meterme en la cama, me vestí con un jersey negro de cuello alto, alboroté mi peinado, cogí la bicicleta y la coloqué a mi espalda para apoyarme en ella y formar un triángulo entre el cuerpo y la máquina. Estaba a punto de afianzar un codo en el manillar, cuando me caí.
7 Comments:
Li vas digue pegar un bon susto al señor Gris...
Hay poses que requieren mucho entrenamiento :)
Ve d'antic: sé a quin homeless del Passeig de Sant Joan et refereixes. Quina història deu poder explicar? Ens veurem algun dia, segur. by verge suïcida
Hi ha dies que creuo els carrers per on toca i espero que el semàfor es posi vermell, no m'enfilo a un banc a cantar a altes hores de la matinada, procuro baixar el volum de la veu perquè no cal que de la conversa s'assabentin totes les taules del restaurant... Hi ha dies que pateixo atacs de normalitat.
Les Mujercitas actuarem de gratis per tu sempre que vulguis, tot un plaer. Una vetllada deliciosa, gràcies pel post. Una abraçada des de l'estranger!
Quin post més bonic, ais!
m'hagués encantat veure't per un foradet fent poses.
El meu consell: no quedis més amb elles fins que no et facis una assegurança de vida. Clar que m'encantaria llegir la segona part de "Mujercitas". I fins i tot podries fer un culebron jeje
Aquestes vetllades són de película.Amb els sentits ben oberts... per o perdre's deall.
Disfrutar del moment i de la companyia!
Que passis un bon dia!
El señor Gris està acostumat a tot Emily.
És possible Verge suïcida (deunidó quin nick). El món és molt petit.
De res Paloma. M'anoto això de les futures actuacions gratuites. Va ser un veritable plaer aquella nit.
Jaja, Khalina, si hi ha una segona edició, et deixaré mirar per un foradet.
Val la pena disfrutar d'aquests petits moments. Gràcies Joana.
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