Un pequeño viaje
Siempre he sido un excelente pasajero en los vehículos terrestres a motor. No tengo necesidades fisiológicas a medio camino, ni protesto por la música aunque sea flamenquito. Acepto que los ceniceros sólo sirvan para guardar las monedas del peaje, y escucho con atención las conversaciones mientras filmo con la memoria paisajes conocidos o nuevos por la ventanilla. En un aspecto sí soy un desastre: la interpretación de los mapas de carretera. Cuando el piloto abre la guantera, extrae la guía Campsa y me pide que encuentre una ruta, pongo mi mejor voluntad en descifrar los jeroglíficos lineales bautizados como A-2 o C-242, para acabar sintiéndome tocado y hundido.
Prefiero que me conduzcan a conducir. Por eso, cuando supe que el señor Hayden y su hermano iban a comprar aceite de oliva a una población que no lograba ubicar en el atlas de mi vida, levanté tímidamente un dedo y pedí permiso para montarme en un coche que olía a nuevo.
La primera parte del trayecto transcurrió por territorios conocidos de la tierra de la niebla. Luego giramos al sur y el paisaje dejó de ser llano y de alimentar frutales, para mostrar relieves escasos de vida, como si fuera un hábitat lunar. Esos altiplanos sólo permiten el cultivo de los olivos y en cada pueblo existe una cooperativa de paredes blancas destinada a la industria del aceite. A través de la ventanilla, me sorprendieron los camposantos elevados en cerros con el dedo índice de los cipreses señalando en dirección al infinito. Cruzamos la sierra Grossa, el valle de Les Socarrades, el d'Ada...
Nos equivocamos de camino -a pesar de que no era el encargado de la guía Campsa esa mañana- y alcanzamos la confluencia de tres ríos: Segre, Cinca y Ebro, con sus cañones impresionantes sobre la cópula eterna entre los grandes amantes. Es la tierra de mi añorado vecino Jesús Montcada, que sigue paseando su perro blanco por la calle de mis recuerdos. Los nombres de las poblaciones en los rótulos de la carretera -Flix, Tortosa...- me hicieron rememorar el camino inverso (de sur a norte) que realizó hace poco una amiga. Me contó que iba a Mequinenza para declamar los textos de un CD magnífico que se titula L'escriptor inexistent, editado por L'Indi Music. En su viaje, ejercía de pasajera junto a un niño llamado Nick que se dormía escuchando su voz cautivadora. Quiero pensar que miró esos mismos paisajes de mi mañana de sábado. En el disco, Montse Castellà canta y Montse Llussà recita textos duros como ese paisaje al que hacen referencia en su obra y que yo veía por primera vez en mi vida.
"A orillas del río Ebro
flota un sueño que la nostalgia olvidó.
Niebla matinal bajo un cielo azul
y enfrente esa montaña rosada.
Saluda un caracol y ese árbol sin voz
que llevo grabado en la rodilla.
Secretos de la niñez
recorren campos de arroz
y esos naranjos que abrazan el Sol."
En la cooperativa aceitera nos ofrecieron gratuitamente pan con aceite y olivas, mientras nos preparaban las cajas con las garrafas para freír alimentos un año entero. En las pausas del trato comercial les hice reír con mis chistes absurdos. A cambio, el hermano del señor Hayden nos contó que esa zona se estaba revitalizando económicamente con la llegada de máquinas vibradoras para los olivos (sacuden los árboles y extienden mecánicamente unas redes para recoger los frutos). Antes realizaban esa labor las cuadrillas de gitanos que cobraban a tanto la hectárea. Cuando vieron aparecer los primeros artilugios que iban a suplirles esperaron la oscuridad de la noche, se arrastraron hasta los almacenes con latas de gasolina, rociaron los aparatos vibradores y rascaron una cerilla en sus barbas duras. Hubo denuncias, juicios y sentencias; y todo acabo a favor del progreso. Las tierras del sur buscan modernizarse, mejorar.
Fuimos a tomar un café en el bar del pueblo. Sólo había una mesa ocupada. Sus cuatro integrantes se quedaron en silencio, mirándonos por encima de las gafas, hasta que dedujeron que éramos simples compradores de aceite y continuaron con el reparto de cartas. Jugaban a la butifarra (de cuyo torneo fui campeón en la ciudad universitaria dos años consecutivos). Observaba con curiosidad el desarrollo de la partida, intentando recordar sus reglas olvidadas, cuando entró una chica joven y colgó un cartel en la ventana del bar.
El hombre que parecía más viejo aprovechó el momento del recuento de puntos para levantarse ayudándose de un bastón. Leyó: "Primavera Sound Festival. DJ Ramiro. DJ Evangelista. DJ Listillo", acariciándose la mandíbula. Regresó a la mesa: "Està en estranger", y miró sus doce cartas. "Deu ser cosa del jovent", dijo con sorna su compañero de partida mientras cantaba convencido oros. Su contrincante a mano derecha contró.
Prefiero que me conduzcan a conducir. Por eso, cuando supe que el señor Hayden y su hermano iban a comprar aceite de oliva a una población que no lograba ubicar en el atlas de mi vida, levanté tímidamente un dedo y pedí permiso para montarme en un coche que olía a nuevo.
La primera parte del trayecto transcurrió por territorios conocidos de la tierra de la niebla. Luego giramos al sur y el paisaje dejó de ser llano y de alimentar frutales, para mostrar relieves escasos de vida, como si fuera un hábitat lunar. Esos altiplanos sólo permiten el cultivo de los olivos y en cada pueblo existe una cooperativa de paredes blancas destinada a la industria del aceite. A través de la ventanilla, me sorprendieron los camposantos elevados en cerros con el dedo índice de los cipreses señalando en dirección al infinito. Cruzamos la sierra Grossa, el valle de Les Socarrades, el d'Ada...
Nos equivocamos de camino -a pesar de que no era el encargado de la guía Campsa esa mañana- y alcanzamos la confluencia de tres ríos: Segre, Cinca y Ebro, con sus cañones impresionantes sobre la cópula eterna entre los grandes amantes. Es la tierra de mi añorado vecino Jesús Montcada, que sigue paseando su perro blanco por la calle de mis recuerdos. Los nombres de las poblaciones en los rótulos de la carretera -Flix, Tortosa...- me hicieron rememorar el camino inverso (de sur a norte) que realizó hace poco una amiga. Me contó que iba a Mequinenza para declamar los textos de un CD magnífico que se titula L'escriptor inexistent, editado por L'Indi Music. En su viaje, ejercía de pasajera junto a un niño llamado Nick que se dormía escuchando su voz cautivadora. Quiero pensar que miró esos mismos paisajes de mi mañana de sábado. En el disco, Montse Castellà canta y Montse Llussà recita textos duros como ese paisaje al que hacen referencia en su obra y que yo veía por primera vez en mi vida.
"A orillas del río Ebro
flota un sueño que la nostalgia olvidó.
Niebla matinal bajo un cielo azul
y enfrente esa montaña rosada.
Saluda un caracol y ese árbol sin voz
que llevo grabado en la rodilla.
Secretos de la niñez
recorren campos de arroz
y esos naranjos que abrazan el Sol."
En la cooperativa aceitera nos ofrecieron gratuitamente pan con aceite y olivas, mientras nos preparaban las cajas con las garrafas para freír alimentos un año entero. En las pausas del trato comercial les hice reír con mis chistes absurdos. A cambio, el hermano del señor Hayden nos contó que esa zona se estaba revitalizando económicamente con la llegada de máquinas vibradoras para los olivos (sacuden los árboles y extienden mecánicamente unas redes para recoger los frutos). Antes realizaban esa labor las cuadrillas de gitanos que cobraban a tanto la hectárea. Cuando vieron aparecer los primeros artilugios que iban a suplirles esperaron la oscuridad de la noche, se arrastraron hasta los almacenes con latas de gasolina, rociaron los aparatos vibradores y rascaron una cerilla en sus barbas duras. Hubo denuncias, juicios y sentencias; y todo acabo a favor del progreso. Las tierras del sur buscan modernizarse, mejorar.
Fuimos a tomar un café en el bar del pueblo. Sólo había una mesa ocupada. Sus cuatro integrantes se quedaron en silencio, mirándonos por encima de las gafas, hasta que dedujeron que éramos simples compradores de aceite y continuaron con el reparto de cartas. Jugaban a la butifarra (de cuyo torneo fui campeón en la ciudad universitaria dos años consecutivos). Observaba con curiosidad el desarrollo de la partida, intentando recordar sus reglas olvidadas, cuando entró una chica joven y colgó un cartel en la ventana del bar.
El hombre que parecía más viejo aprovechó el momento del recuento de puntos para levantarse ayudándose de un bastón. Leyó: "Primavera Sound Festival. DJ Ramiro. DJ Evangelista. DJ Listillo", acariciándose la mandíbula. Regresó a la mesa: "Està en estranger", y miró sus doce cartas. "Deu ser cosa del jovent", dijo con sorna su compañero de partida mientras cantaba convencido oros. Su contrincante a mano derecha contró.
20 Comments:
Ir a comprar aceite para todo el año a la cooperativa del pueblo de mi abuelo, ha sido siempre un acto solemne. Des de que no tengo coche, este acto lo realiza por mi algún hermano mio.
Hace demasiado tiempo que no visito el paisaje de los veranos de mi infancia, ni contemplo tampoco esos campos vestidos de invierno...
Gràcies.
No hay nada como un poco de pan con aceite. Mi madre, cuando era pequeña me daba, además de la tostada bien untadita (sin el tomate, que somos castellanos), una yema de huevo cruda, que recuerdo como con buen sabor, a pesar de que ahora la gente pueda llevarse las manos a la cabeza. ¡Antes se comía mejor, palabra de viejuna!
Ah, yo hay tres cosas que soy capaz de interpretar: Los mapas, el código de la circulación y los libros de instrucciones.
Jo visc en terres de l'Ebre, amb una mà toques el Delta, amb l'altra lo Port,( això de 'Els Ports' no ho diem), tenim camps d'arròs i oliveres...i quasi tota la gent del sud vam sortir al carrer per a defensar el nostre riu.
Montse Lluçà, endavant amb la veu femenina enmig de tants d'homes! la teva veu es fa sentir cada vegada més...
Exactament per on vas anar? pel sud? Saps que sempre penso amb la gosseta blanca de Jesús Moncada? crec que se la va quedar la seva germana, ell sempre deia com a excusa per no sortir de casa que no tenía amb quí deixar la gossa!
Montse Llussà, endavant la veu femenina en un programa amb tants d'homes! A poc a poc et fas sentir més...
Pa amb oli i sucre, i xocolata.... uhmmmmm
Gràcies Emily!!!Intento fer-me un lloc, cosa gens fàcil..una abraçada
Monts.
Pan con aceite y sal, a hurtadillas antes de comer.
Pan con aceite y azúcar, intermedio en las tardes de juego
- "Chapeau. Aquí... (mà dreta al pit i lleugera inclinació), una fan."
9 comentaris de 6 dones... què tindrà aquest home que té tantes fans!
Gemma, i per què no t'apuntes als viatges dels teus germans? Fes com jo dona: aixeca el ditet.
Monts, gràcies a tu pel CD tan maco.
Ilse, supongo que la yema de huevo cruda alimenta que da gusto, pero me quedo con el tomate. Mientras respondo estos comments estoy viendo SDV. "Tonny Anikpe, te casaste con Raquel Mosquera por amor? Sí. Y el polígrafo dice que... miente". Una de dos: o me vicio con los temas esos del cotilleo, o cambias de oficio niña.
Emily, vaig anar a Les Garrigues. Jo també tinc molt present el record de la gosseta blanca i de l'escriptor. Endavant amb la defensa del riu, tot i que sembla que de moment el perill s'ha allunyat aigua avall.
Pa amb oli i sucre i xocolata... Això no és per a mi, ùsuari anònim.
Katrin, los recuerdos de la infancia a menudo van asociados a las comidas (robadas o no) entre horas. Especialmente si eres golos@.
Merci bien Violette. Jo també et llegeixo amb devoció, tot i que no em fas cas i parles massa de menjars i massa poc de tu (que és quan els textos et surten brillants). Però... és el teu blog.
Gemma, hi ha un usuario anónimo!!! (ho posa en masculi) :-) És veritat que gairebé cap home em posa comentaris i em sap greu.
A l'hivern m'agrada anar a Les Garrigues amb poca gent, sense presa, sense por de la boira, sense cap neguit. El paisatge i jo.
A l'estiu m'agrada anar-hi en cotxe, jo sola, i quan arribo dalt de les Crestes de la Llena, deixant Ulldemolins enrera, en la primera recta de la carretera aturo el cotxe. Tanco els ulls i engoleixo l'olor d'aquelles terres. Més endavant, torno a aturar el cotxe en un parany que sempre m'ha captivat i des del que contemplo el Montsant. M'assec sobre una roca, encenc una cigarreta, i escolto el so del silenci.
Hola bon dia!
Jo vaig a l'empordà a buscar oli. A Pau, a Garriguella... i també és de qualitat. Les oliveres estan tocades per la trmuntana i l'oli també i potsr els que en mengem, també.
I tabé de menuda menjava pa amb oli i sal i sucre i pa amb oli i cola-cau a sobre ( no hi havia nocilla)...mmmmquins records!
Em va agradar La mujer pantera, molt. El joc d'ombres tan insinuant, dóna joc a la imaginació.Preguntes oper la casa de la Cultura..és a Girona! :)
Que passis un bon diumenge!
El paseante té un harem, qué vol més?
M'afegeixo a l'harem del paseante per donar fe de les seves excel.lents qualitats com a passatger de vehicle terrestre.
Volem pa amb oli, pa amb oli volem.
Volem pa amb oli, pa amb oli volem.
Volem pa amb oli, pa amb oli volem.
Si no ens en donen, si no ens en donen
no callarem...
I què me'n dieu del pa amb vi i sucre?
Paseante, se m'acumula la feina però et prometo que et faré cas.
Ara no puc resistir-me de tallar una llesca de pa que he fet aquest matí, torrar-la, tirar-hi un polsim de flor de sal, oli bo i menjar-me-la a la teva salut!!
(Tampoc he pogut evitar penjar-la al meu nou i flamant flick...)
I si creem un club de fans? ;)
Voleu dir que no l'hem creat ja?? jejejejeje
He llegit Cementiri de Butxaca de Ramon Solsona, hi han dos contes on parla de Jesús Moncada: La vida pòstuma de Jesús Moncada i Rèquiem amb final feliç. Tens curiositat?
Tens nostàlgia de la terra de la bòira Gemma? Ets d'allí? De vegades tanco els ulls per escoltar el silenci d'aquelles terres.
A mi també em va agradar La mujer pantera Joana. Mira, els blogs serveixen per compartir aquestes sensacions, entre d'altres coses.
Violette, em prenc la promesa seriosament. M'agrada llegir les teves històries. El primer text teu que vaig trobar a internet era aquell del teu amic del col.legi que havies retrobat. Era maco.
Emily, n'he sentit a parlar d'aquest llibre del Solsona. M'agradaria llegir aquests relats del Montcada.
El tema de l'harem el deixarem per quan em toqui la primitiva i em compri un palau enmig del desert. D'acord?
Gràcies pels comentaris.
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