El marido de la peluquera
Miércoles noche. Escuchaba la transmisión radiofónica del Chelsea-Barça refugiado como un pollito en un portal de la calle Mateu por la lluvia terrible que me alcanzó sin esperarla. Después, debí salir del nido y correr empapado a casa para encender el televisor donde había comenzado mi serie preferida: Porca Misèria. Cuando acabó, puse el transistor para descubrir que mi equipo había salido derrotado de Londres. Queda un partido de venganza para este domingo, contra las fuerzas del mal.
Hoy jueves, al caer la tarde y regresar a mi apartamento con el trabajo cumplido, he visto que mi barbería permanecía abierta. Es de las antiguas, con el cilindro exterior pintado con los colores de la Republique: azul, blanco y rojo.
A diferencia de las demás, una mujer regenta el negocio. Tiene una edad parecida a la mía. No le doy mucho trabajo porque le pido que me esquile al uno con la máquina de provocar cosquillas, mientras hablamos los veinte minutos que dura su labor de los problemas del barrio.
Este anochecer tenía ganas de apariencia hooligan en vistas al partido del domingo entre el Real Madrid y el Barça. He entrado y me ha podido atender. Según le viene en gana, comienza a dejarme calvo por el frontal hasta alcanzar el parietal, y entonces parezco un anciano (aunque me cueste contemplarme en el espejo sin la asistencia de mis lentes graduadas). Según le viene en gana, comienza a esquilarme por los huesos temporales y entonces parezco un moderno. Hoy ha elegido la segunda opción.
-¿Viste el partido de ayer? -me ha preguntado.
-¿El Chelsea-Barça? No, no lo vi. Me gusta el fútbol, pero pasaban Porca Misèria en TV3.
-Yo cerré tarde la peluquería. Lo seguí en un bar mientras me tomaba una cerveza para relajarme. Me gustó.
-¿Te gustó? Pero si perdieron...
-Por eso.
(Ya tiene mi cabeza rapada y ahora me repasa las patillas con una navaja tremenda que hace zip junto a mis orejas.)
-Ya veo que no eres del Barça. ¿Del Madrid?
-Tampoco. No me gustan los equipos grandes, siempre prefiero que pierdan. Soy del Burgos.
-¿Del Burgos? Pero si bajaron de categoría hace años por unas deudas pendientes, creo recordar.
-Sí -sonríe ante mi aportación de hemeroteca mental-, estamos en Segunda B. Y tú, ¿de qué equipo eres?
(Se escucha un zip junto a mis pabellones auditivos.)
-De ninguno, de ninguno. No me gusta mucho el fútbol la verdad -miento.
-En mi casa soy la única futbolera y debo llevarme a mi habitación un televisor pequeño cuando transmiten un encuentro. A mis hijos no les gusta para nada. Al menos así no son del Barça.
(Zip.)
-¿Y a tu marido, le gusta el deporte?
-Ese ya no está. Mejor: era culé.
Prefiero no preguntarle por dónde anda, si en el mundo de los vivos o de los difuntos, mientras la cuchilla brille junto a mi cuello de manera borrosa en el espejo.
-Pronto habrá un Madrid-Barça, ¿con quién irás?
-No voy ni a verlo.
(Zip.)
-¿Y tú?
-Con ninguno, con ninguno. Me meteré en un cine, que ese día estarán vacíos.
Rapado, sin cortes y con aspecto hooligan regreso al hogar con el rabo entre las piernas, esperando el derby, mientras busco en la guía nuevas barberías de siempre por el barrio.
Hoy jueves, al caer la tarde y regresar a mi apartamento con el trabajo cumplido, he visto que mi barbería permanecía abierta. Es de las antiguas, con el cilindro exterior pintado con los colores de la Republique: azul, blanco y rojo.
A diferencia de las demás, una mujer regenta el negocio. Tiene una edad parecida a la mía. No le doy mucho trabajo porque le pido que me esquile al uno con la máquina de provocar cosquillas, mientras hablamos los veinte minutos que dura su labor de los problemas del barrio.
Este anochecer tenía ganas de apariencia hooligan en vistas al partido del domingo entre el Real Madrid y el Barça. He entrado y me ha podido atender. Según le viene en gana, comienza a dejarme calvo por el frontal hasta alcanzar el parietal, y entonces parezco un anciano (aunque me cueste contemplarme en el espejo sin la asistencia de mis lentes graduadas). Según le viene en gana, comienza a esquilarme por los huesos temporales y entonces parezco un moderno. Hoy ha elegido la segunda opción.
-¿Viste el partido de ayer? -me ha preguntado.
-¿El Chelsea-Barça? No, no lo vi. Me gusta el fútbol, pero pasaban Porca Misèria en TV3.
-Yo cerré tarde la peluquería. Lo seguí en un bar mientras me tomaba una cerveza para relajarme. Me gustó.
-¿Te gustó? Pero si perdieron...
-Por eso.
(Ya tiene mi cabeza rapada y ahora me repasa las patillas con una navaja tremenda que hace zip junto a mis orejas.)
-Ya veo que no eres del Barça. ¿Del Madrid?
-Tampoco. No me gustan los equipos grandes, siempre prefiero que pierdan. Soy del Burgos.
-¿Del Burgos? Pero si bajaron de categoría hace años por unas deudas pendientes, creo recordar.
-Sí -sonríe ante mi aportación de hemeroteca mental-, estamos en Segunda B. Y tú, ¿de qué equipo eres?
(Se escucha un zip junto a mis pabellones auditivos.)
-De ninguno, de ninguno. No me gusta mucho el fútbol la verdad -miento.
-En mi casa soy la única futbolera y debo llevarme a mi habitación un televisor pequeño cuando transmiten un encuentro. A mis hijos no les gusta para nada. Al menos así no son del Barça.
(Zip.)
-¿Y a tu marido, le gusta el deporte?
-Ese ya no está. Mejor: era culé.
Prefiero no preguntarle por dónde anda, si en el mundo de los vivos o de los difuntos, mientras la cuchilla brille junto a mi cuello de manera borrosa en el espejo.
-Pronto habrá un Madrid-Barça, ¿con quién irás?
-No voy ni a verlo.
(Zip.)
-¿Y tú?
-Con ninguno, con ninguno. Me meteré en un cine, que ese día estarán vacíos.
Rapado, sin cortes y con aspecto hooligan regreso al hogar con el rabo entre las piernas, esperando el derby, mientras busco en la guía nuevas barberías de siempre por el barrio.
11 Comments:
Creo que pasé el Chelsea-Barça con los alicates en la mano, bajo la lluvia, reparando el limpiaparabrisas.
No sé, no me interesa mucho el futbol
("zip".)
Si vols et faig una crònica del partit...
Que divertit és mentir a un desconegut taxista i explicar-li una vida de pel.lícula que no es correspon amb la pròpia!
Però mai ho faria en alguna de les pelus del meu barri. Per sort no hi vaig gaire, no m'agrada que em toquin els meus cabells salvatges, perquè algun dia poc sociable m'encantaria dir a la perruquera "Gràcies. No cal que em donis conversa, prefereixo que facis la teva feina en silenci"
La del carrer Astúries és una clàssica perruqueria de sempre. Allà, a part de llegir les històries de les revistes del cor també t'assabentes de les del barri. No té desperdici. Jo hi vaig un cop al mes, quan canvia la lluna.
Los jugadores del Barça también parecían estar reparando un limpiaparabrisas bajo la lluvia, Katrin. Creo que a ellos tampoco les interesa mucho el fútbol últimamente. (¿Arreglaste el tuyo?)
Jaja, val Prins! Però no s'hi val que ho faci el Roger, eh?
El dia que et deixis tocar els teus cabells salvatges en una perruqueria, potser en sortiran cavalls salvatges de dins, noieta.
No conec aquesta perruqueria del carrer Astúries, Violette. La meva és a Torrent de l'Olla. N'hi ha moltes al barri, tantes com locutoris o immobiliàries. És curiós que tots aquests negocis es dediquin a prendre el pèl.
je je je je
oe oe oe oe
oeeeeeeeeee
oeeeeeeeeee
oe oe oe oeeeeeeeeeeee
oeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
oeeee
En este momento estoy quemando un ejemplar del Diari d'Andorra de mediados de septiembre.
jo jo ji ji
:p
Escolta, tu ets del Barça? La teva història em recorda a les tres negacions de Sant Pere jeje. Ell va renegar de Jesús i tu del Barça. Clar que ell tenia por per la seva vida, i tu per les teves orelles
És que només en tinc dues noia, i les necessito per escoltar els gols que el Barça li fotrà al Chelsea (confio en anar a l'estadi).
Muy bueno el post!
NO MODA
Hola! Me gusta tu blog!
Oye, si te interesa la moda podrías echar un vistazo a mi blog, y verás como visten las mujeres por la calle en BCN (y más sitios). Y si de paso lo linkeas pues mejor!
Gracias de todas formas.
Un saludo "con estilo".
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