domingo, noviembre 08, 2009

El hombre invisible


En el pasillo central de Lidl tenían trompetas por ciento diecinueve euros, un bajo con amplificador por doscientos cuarenta y pico y un juego de dos congas por ciento veintinueve. Parecía una tienda para músicos, cuando sólo había entrado a comprar mejillones en escabeche y papel de cocina. Pero me gusta revisar con las gafas en la punta de la nariz esas ofertas estrambóticas en el pasillo central de Lidl.

Noté una mano en mi hombro. Me giré y era mi ángel de la guarda, Melahel, después de tanto tiempo, con su mirada clara y su barbita canosa. Nos estudiamos como en un duelo en el Far West. Cuesta recuperar de pronto la afinidad con alguien, cuando han pasado tantos meses. "Me hiciste falta, ¿dónde te habías escondido?", le pregunté por fin. Sonrió y levantó los hombros. Le devolví la sonrisa con mis labios en un contorno necesitado de un buen afeitado, y elevé mis espaldas. Tampoco yo sabía dónde me había extraviado todo ese tiempo. Me señaló -porque él no habla- un cajón con latas que parecían de bebida isotónica. Estaban etiquetadas con títulos de películas antiguas: El hombre lobo, El doctor Mabuse, El conde Drácula, El hombre invisible... Pasó la palma de su mano abierta sobre esos productos, para que eligiera uno, como si fuera un vendedor en un mercado turco. Me decanté por El hombre invisible. Me pidió que lo tomara. Leí previamente la composición del artículo y no encontré la palabra matarratas entre esas líneas de letra menuda, pero sí hacía referencia a los carbohidratos y las sales. Estaba garantizado con el sello de la UE, y mi ángel de la guarda insistía en que lo tragara. Así que hice presión con mi pulgar en la anilla y salió un escape de gas. Melahel articuló el gesto del porrón, acercando la mano a su boca. Confié en él. Lo engullí. En el pasillo central de Lidl estaba mi carrito de la compra, abandonado. Pero no estaba yo, ni Melahel (aunque a él nadie le podía contemplar antes). Imagino que desaparecimos de las pantallas de televisión de control en el supermercado.

No veía mis pantalones enfundando mis piernas, ni esa chaqueta protegiendo mi torso con el frío recién llegado. Extrañamente, era invisible. ¿Quién no ha soñado con ser eso alguna vez? Cuando lo imaginas, piensas en espiar a la muchacha triste de la librería mientras se ducha, antes que en entrar en el despacho de un estafador para revisar sus cuentas y aportar pruebas al juez. En robar ese bolso de Loewe que le gusta tanto a ella, y regalárselo como si hubieras sudado trabajando mil y una horas para adquirirlo. En borrar tus antecedentes penales en los juzgados. En montarte en un avión a isla Margarita, sin pasar controles, ni facturar tu equipaje

Pero cuando eres invisible de verdad no sabes qué hacer. Estás desconcertado. Puse tímidamente una lata de mejillones y un paquete de papel de cocina en la mochila. Y salí sin que sonaran las alarmas del Lidl. Cené un plato de potaje castellano en el Bar Restaurante Los Salmantinos sin pasar por caja (sólo costaba cuatro euros, pero me apetecía; aunque tuviera mesa reservada en los mejores restaurantes de la ciudad al ser invisible). Tuve ganas de hacerle la zancadilla al camarero cargado con una bandeja de sopas, pero el ángel frenó mi pie.

Ese fue todo mi robo. Luego Melahel y yo paseamos por la Rambla sin que nos atracaran (simplemente porque no nos veían). Pintamos en la cazadora de un motero parado frente a un semáforo en rojo que aceleraba con el tubo de escape trucado: "Soy gilipollas". Le tomamos gusto al spray, y nos dedicamos a grafitear la fachada del Ayuntamiento y de la Generalitat, sin que nos vieran los agentes uniformados en la entrada de los edificios gubernamentales, la frase: "Exigimos explicaciones". Escribimos pintadas en las puertas de mil pendencieros que se creían impunes a la ley levantando mil edificios innecesarios a base de sobornos. Melahel y yo éramos invisibles a sus cámaras de vigilancia y pudimos aplicarnos en redactar con letra redonda y pausada esos insultos en sus paredes, irreproducibles aquí. Entramos en la casa de un maltratador que comía cacahuetes mirando una película violenta. Apagamos su aparato y se levantó para aporrear el televisor. Luego cerramos el foco de su lámpara de pie. Después le cayó una colleja en la nuca, y le susurramos al oído que jamás lo volviera a hacer, porque le vigilaríamos de cerca (ser invisible no significa ser mudo). Abrió la puerta y salió gritando espantado de su piso.

Jugamos un rato más a ser invisibles, con ganas de acabar. Antes, nos quedaba un tema pendiente.

Cuando eres invisible de verdad, te olvidas de espiar a la vecina en la bañera. Pero no del vecino. Visitamos al Veí de Dalt, sin que nos viera. Estaba en el comedor. Llevaba una camiseta promocional de una empresa de mudanzas, calzoncillos desgastados y zapatillas de cuadritos. Tenía un aspecto desalentado, pero era lo más parecido a un uniforme de fútbol que pudo conseguir. Intentaba pegarle patadas a un balón de Nivea, para colarlo en la portería que había formado con dos pilas de novelas. Sobre la mesa permanecía abierto un libro: Introducción a las tácticas del fútbol. Puse el pulgar en el interruptor de su lamparita para apagarla y pegarle una colleja, pero Melahel me frenó. Con la mirada dijo que no estaba bien, y con un gesto de su mano me invitó a regresar a casa.

A medianoche, llegué a mi piso y puse la llave en el cerrojo. Me giré para convidar al ángel a que pasara. Ya no estaba. En el espejo de la entrada volvía a ser real mi rostro pendenciero. Pero me había gustado la experiencia de ser invisible. Mañana regresaré al pasillo central del Lidl para adquirir una nueva lata de esa bebida isotónica. Quizá cuando leáis este texto estaré a vuestra espalda, observandoos. Si escucháis una respiración profunda en vuestras nucas y no hay nadie, no tengáis miedo. Soy yo. Es que ando algo resfriado.

23 Comments:

Anonymous gemma said...

Te pillé! De madrugada, esperando que colgarás tu cuento, hoy que sigo despierta, no quería irme a dormir sin mi regalo de cumpleaños. Por tu culpa... estoy hoy escribiendo un post... Gracias.

8 de noviembre de 2009, 4:20  
Anonymous el paseante said...

Felicitats Gemmeta. 18? Són els que aparentes. Espero et teu post.

8 de noviembre de 2009, 4:42  
Anonymous Duschgel said...

¡Juas, pero qué bueno! Lo del balón de Nivea me ha llegado al alma. ¿Quién no ha tenido uno en su vida?

(Veí, home, que després ens deixes malament, vigila el que fas!)

Lo que no me explico es cómo te sirvieron el potaje castellano, si eras invisible. Ya me explicarás el truco.

Y en el Lidld, como en el Aldi, te encuentras las cosas más estrafalarias y variopintas.

Siempre es un placer leerte, Paseante.

8 de noviembre de 2009, 6:40  
Anonymous Emily said...

Si trobes La mujer pantera, me l'agafes per a mi. Perque amb les dones no crec que funcionen aquestes llaunes de beguda.
Demà si vas, agafes El conde Drácula, i vas a mossegar uns quants colls, seria bó el post :)
Veig que estàs juganer, dis-li a l'àngel que gràcies per tornar...

8 de noviembre de 2009, 8:42  
Anonymous atikus said...

Que invisible mas bueno...

yo creo que alguna jugarreta más ya harías eh!...yo almenos si...¿que tal una zancadilla a Messi?

...jaja! y pillar prestados unos miles de euros de algún banco, robar a un ladrón tien no se cuantos años de perdón :)...en fin si me volviera invisible no creo que fuera tan bueno...eso si a algún malo, como los maltratadores, macarras, defraudadores, etc, a esos, tambien les daría caña...un poquito de Robin de los bosques ;)


saludos invisibles

8 de noviembre de 2009, 12:19  
Anonymous Violette said...

Erets tu doncs qui em va empènyer per la Plaça de la Vila, ahir? Qui em va fer tropeçar dues vegades amb la mateixa pedra? Qui em va fer giravoltar som si ballès amb el vent? Em va semblar que algú reia a la meva esquena...

8 de noviembre de 2009, 17:37  
Anonymous Joana said...

Molt bo! Qui pogués ser invisible i espiar, no només al Veí, sinó als blocaires de blogville :)descriuríem el color dels pijames , de les sabatilles, qui porta ulleres o la música que escolten...
Bona setman Paseante!

8 de noviembre de 2009, 18:42  
Anonymous nimue said...

jolin... doncs jo no escolte cap respiració! per què no vens a veure'm! :(
Jo, si pogués ser invisible, no seria per espiar a ningú si no per a que ningú sabés que estic, en general.

8 de noviembre de 2009, 20:57  
Anonymous El veí de dalt said...

VAle...M'has descobert. Però quan senti algun cop un alè a all (que segur que en mastegues constantment) rere el clatell; et penso tirar pel cap el desè volum de "Grandes biografias"
La pilota de Nivea era per no molestar els veïns. I el que no vas veure és que el llibre "Introducción a las tácticas del futbol" n'era jo l'autor; i el tinc dedicat pel mateix Guardiola, el meu alumne avantatjat amb l'escrit "Al meu mestre veïnal". Xurrupa cabeza!

8 de noviembre de 2009, 21:39  
Anonymous Arare said...

El Lidl és un sac de sorpreses; nosaltresenshi vam comprar la taula auxiliar del Blauet (de teca) i l'antena parabòlica, per "Cachi chen" euros!!! (99 exactament)

El Veí es posa Nivea? O va arreplegar la pilota d'un avió de propaganda que la va tirar a la platja?

Quan jo sigui invisible (que ja fa temps que ho començo a ser una mica) em petaré de riure!!!

Ara, això de fer-te acompanyar per l'àngel està bé, així et sents més protegit.

Uix, et deixo, comença Ventdelpla...

8 de noviembre de 2009, 22:31  
Anonymous el paseante said...

Duschgel, gracias. El Veí pegaba patadas al balón de Nivea como un bebé en pañales. No sé si viste Slastic del Tricicle... Pues así. Y el potaje lo pillé directamente de la cocina :-)

Emily, li diré al Melahel. I ja et buscaré una llauna de La mujer pantera. Tot i que... Vols dir que et cal?

Atikus, a Messi ni mirarlo. A ver si llamo al brujo para que Ronaldo siga inactivo una temporadita más :-)

Violette, no era jo. Sospito que el Veí també ha anat a remenar al passadís central del Lidl.

Joana, tafanera! Jo no ho faria mai això d'anar a espiar la gent de Blogville. Tret d'algun veí carallot. Bona setmana.

Nimue, ara agafo el meu Zeppe i baixo corrents :-)

Veí, ja t'has tornat a colar a casa meva! Posaré videoporter. Xurrupa cabeza.

Arare, el Veí li devia prendre a algun nen a la platja (ja sabem com és). Uix, et deixo, comença Carruseldeportivo.

8 de noviembre de 2009, 23:51  
Anonymous Rita said...

M'havia esperat a comentar per si passaves per aquí i podia explicar-ne l'experiència, però suposo que els invisibles tampoc no veuen les dones invisibles... Aissssss :P

Un post molt teu, paseante, m'ha agradat!
Petons!

10 de noviembre de 2009, 10:27  
Anonymous La RaTeta Miquey said...

Escolta, a mi no em respiris a tocar del coll. Em fa por. Visc a quatre carrers d'un cementiri i porto el tema fatal. Així que, quan vulguis i on vulguis fem les presentacions oficials però venir per l'esquena a esbufegar-me el clatell NI PARLAR-NE... faltaria mas... ;)

Ara bé, i ja ho vaig dir un cop, que fantàstic és el passadís del mig del Lidl

11 de noviembre de 2009, 0:47  
Anonymous Duschgel said...

Aajaja... Pues sí, hace muchos años vi al Tricicle en directo con su Slastic. ¡Qué genialidad!

Claro, directamente de la cocina. ¡Cómo no se me había ocurrido! Ya se nota que nunca he sido invisible.

11 de noviembre de 2009, 6:33  
Anonymous MK said...

Haver-te emportat la trompeta i les congues tonto!.
Ens podríem posar a la sortida del metro Fontana a tocar i segur que ens forrem .
I de tant en tant traguet de la beguda isotònica "Hombre Lobo" i jo "Conde Drácula" i dale que te pego.
Quina fila que fariem .
Y si als entreactes venem castanyes i panellets??!!.
Ja te digo!

11 de noviembre de 2009, 15:46  
Anonymous Cris (V/N) said...

Quin relat més divertit, com t'ho fas per "inventar" històries com aquestes? jajajjaa, el pobre veí darrerament li ha tocat el rebre veig :) Bon post, fantàstic!!

11 de noviembre de 2009, 18:37  
Anonymous Emily said...

Hosti MK, no sé quí està pitjor, si tu o el Paseante. Vigila amb les begudes aquestes que són perilloses...Mira què li passa al Paseante que en lloc d'anar espiant vestuaris de noies, se'n va a emprenyar el pobre Veí....

11 de noviembre de 2009, 19:29  
Anonymous el paseante said...

Rita, també vas comprar la llauna isotònica. No s'hi val a fer-te invisible si vols que et visiti.

Rateta, crec que conec el cementiri. Hi ha una rambla a tocar? Un mar més enllà? Et vindré a respirar al clatell :-)

Duschgel, se nota. Sí :-)

MK, estaríem monos. He llogat un gosset per acabar d'arrodonir l'actuació. A no ser que vulguis portar el teu.

Cris, m'ofens. No m'invento mai res. Tot és real, encara que costi d'engolir.

Emily, per a mi el Veí no existeix. L'ignoro absolutament. Passo d'ell. Si vol fer trobades de blocàires per xat, que les faci. A mi ni em va ni em ve.

12 de noviembre de 2009, 3:05  
Anonymous Rita said...

I si portéssiu una cabra, com aquells gitanos que l'hi fan pujar l'escala, enlloc d'un gosset?

12 de noviembre de 2009, 6:59  
Anonymous el paseante said...

Rita, no era un ós això dels gitanos? M'agrada que tornis a escriure i a comentar.

13 de noviembre de 2009, 2:54  
Anonymous xurri said...

Tengo una duda existencial - los mocos del hombre invisible... son visibles? por si acaso no, espero que comprases pañuelos de papel en el lidl. Aunque ahora me asalta otra duda: cuando un hombre invisible coje un pañuelo de papel para sonarse... el pañuelo se hace invisible? y si los mocos son invisibles, convierten el pañuelo en invisible también?

16 de noviembre de 2009, 0:11  
Anonymous khalina said...

ohhh! m'ha encantat el post. Espia!

18 de noviembre de 2009, 19:41  
Anonymous el paseante said...

Xurri, deberías saber que todos los objetos que entran en contacto con una persona invisible se convierten también en invisibles. Eso lo enseñaban en tercero de primaria. Igual ese día hiciste novillos para ir a jugar a billar.

Khalina, moltes gràcies. Ja et vindré a espiar :-)

19 de noviembre de 2009, 1:36  

Publicar un comentario

<< Home