Domingo
Fue provindencial que dejara de interesarme el fútbol justo antes de que el Barça perdiera el rumbo de la nave y acabara embarrancando en un lodazal. Ahora, en la distancia, me sorprende cómo permití que se adormeciera mi alma y se embruteciera mi espíritu con el juego de la pelota, durante años.
He perdido demasiado tiempo de mi vida viendo partidos, escuchando tertulias radiofónicas plagadas de gritos forofos, leyendo los rumores de fichajes en los periódicos deportivos...
Por eso ahora intento purificar mi espíritu a través de la poesía, de la música clásica o de los paseos más habituales al Turó Parc. Atrás quedan esos ataques de angustia frente al televisor cuando el encuentro seguía empatado a cero a pocos minutos del final, esas paredes forradas con las fotos oficiales de las plantillas de los últimos veinte años que acortaban las visitas a mi domicilio de las chicas que me interesaban, esa ropa interior blaugrana de estética cuestionable.
Esta tarde he dado un paseo agradable con el señor Gris (que ahora es el señor Rosa porque ha ido a la peluquería y lo han rapado pensando en el calor veraniego) hasta el parque de la Sagrada Familia. Una anciana que tomaba el fresco debajo de un árbol nos ha llamado. Ha elevado una cadenita que decoraba su cuello para mostrar un pequeño crucifijo que dormía en su pecho y ha dicho que rezaría un Padrenuestro por nosotros. Hemos acelerado el paso a seis patas mientras escuchábamos su voz alta emitiendo la plegaria a nuestras espaldas.
En el piso he puesto la Sinfonía El Titán de Mahler en el equipo de música, mientras abría Las flores del mal de Baudelaire (que me prestó la chica de los ricitos a cambio de una novela de su compatriota Sergiusz Piasecki) por la página marcada con el punto de libro.
"Esta noche, la luna sueña con más pereza;
y al igual que una mujer hermosa, tumbada en cojines,
con mano distraída y ligera acaricia
el dibujo de sus senos, antes de quedarse dormida,
y desfalleciente, en el lomo satinado de aludes suaves,
a éxtasis prolongados y lánguidos se entrega,
y sus miradas pasea por las visiones blancas
que ascienden en el azul como floraciones."
He levantado un instante la mirada por encima de la montura de mis gafas para contemplar la pared vacía donde antes tenía la exposición permanente de pósters del Barça. Creo que hoy acababa la liga. Si no estoy equivocado, el Madrid se proclamó campeón la semana pasada en Zaragoza, porque vi imágenes de su presidente dando la vuelta al ruedo con saltitos de marsupial (como si participara en una carrera de sacos). Pero eso es agua pasada. El fútbol ya no es mi opio.
Estaba a punto de retomar la lectura cuando ha sonado el teléfono. Era mi madre. La vecina de toda la vida (de una edad parecida a la mía) salió de paseo en busca del tren que cruza la tierra de la niebla a media tarde. Y se dejó arrollar por él, bajo la lluvia, evitando con su paraguas la mirada bestial de los faros de la locomotora, según contó el maquinista a la policía local.
Se llamaba Mercè Artigues y era delicada, de piel transparente, cuando la recuerdo en la niñez tras el enrejado de su ventana a la calle. En el patio interior tenían una piscina con carpas y truchas que su padre pescaba en los ríos del norte, y que a mí me producían temor como si fueran tiburones, mientras ella se peinaba en una sombra. En ese pasado que ya parece tan lejano.
Muchas personas deben seguir ahora los partidos de fútbol, o escuchan música, o conversan después de la cena, o se acarician bajo unas sábanas con olor a lavanda, o pasean, o hacen planes para mañana. Hay luces en muchas ventanas desde el balcón. Y se escucha ese murmullo interno de la gran ciudad cuando el domingo finaliza.
He perdido demasiado tiempo de mi vida viendo partidos, escuchando tertulias radiofónicas plagadas de gritos forofos, leyendo los rumores de fichajes en los periódicos deportivos...
Por eso ahora intento purificar mi espíritu a través de la poesía, de la música clásica o de los paseos más habituales al Turó Parc. Atrás quedan esos ataques de angustia frente al televisor cuando el encuentro seguía empatado a cero a pocos minutos del final, esas paredes forradas con las fotos oficiales de las plantillas de los últimos veinte años que acortaban las visitas a mi domicilio de las chicas que me interesaban, esa ropa interior blaugrana de estética cuestionable.
Esta tarde he dado un paseo agradable con el señor Gris (que ahora es el señor Rosa porque ha ido a la peluquería y lo han rapado pensando en el calor veraniego) hasta el parque de la Sagrada Familia. Una anciana que tomaba el fresco debajo de un árbol nos ha llamado. Ha elevado una cadenita que decoraba su cuello para mostrar un pequeño crucifijo que dormía en su pecho y ha dicho que rezaría un Padrenuestro por nosotros. Hemos acelerado el paso a seis patas mientras escuchábamos su voz alta emitiendo la plegaria a nuestras espaldas.
En el piso he puesto la Sinfonía El Titán de Mahler en el equipo de música, mientras abría Las flores del mal de Baudelaire (que me prestó la chica de los ricitos a cambio de una novela de su compatriota Sergiusz Piasecki) por la página marcada con el punto de libro.
"Esta noche, la luna sueña con más pereza;
y al igual que una mujer hermosa, tumbada en cojines,
con mano distraída y ligera acaricia
el dibujo de sus senos, antes de quedarse dormida,
y desfalleciente, en el lomo satinado de aludes suaves,
a éxtasis prolongados y lánguidos se entrega,
y sus miradas pasea por las visiones blancas
que ascienden en el azul como floraciones."
He levantado un instante la mirada por encima de la montura de mis gafas para contemplar la pared vacía donde antes tenía la exposición permanente de pósters del Barça. Creo que hoy acababa la liga. Si no estoy equivocado, el Madrid se proclamó campeón la semana pasada en Zaragoza, porque vi imágenes de su presidente dando la vuelta al ruedo con saltitos de marsupial (como si participara en una carrera de sacos). Pero eso es agua pasada. El fútbol ya no es mi opio.
Estaba a punto de retomar la lectura cuando ha sonado el teléfono. Era mi madre. La vecina de toda la vida (de una edad parecida a la mía) salió de paseo en busca del tren que cruza la tierra de la niebla a media tarde. Y se dejó arrollar por él, bajo la lluvia, evitando con su paraguas la mirada bestial de los faros de la locomotora, según contó el maquinista a la policía local.
Se llamaba Mercè Artigues y era delicada, de piel transparente, cuando la recuerdo en la niñez tras el enrejado de su ventana a la calle. En el patio interior tenían una piscina con carpas y truchas que su padre pescaba en los ríos del norte, y que a mí me producían temor como si fueran tiburones, mientras ella se peinaba en una sombra. En ese pasado que ya parece tan lejano.
Muchas personas deben seguir ahora los partidos de fútbol, o escuchan música, o conversan después de la cena, o se acarician bajo unas sábanas con olor a lavanda, o pasean, o hacen planes para mañana. Hay luces en muchas ventanas desde el balcón. Y se escucha ese murmullo interno de la gran ciudad cuando el domingo finaliza.
12 Comments:
Dicen que el momento en que una persona decide acabar con su vida, es de una lucidez extrema.Hago un paréntesis para releer els post donde Ed Harris consigue, en un ataque de crudeza, saltar por la ventana. Debe de ser tan rápido como disparar una cámara de fotos? como apagar o encender la luz? como cambiar de canal en el mando a distancia del televisor? Sólo un par de segundos. Paseante, hoy he caminado un rato contigo.
No es el momento del tren lo espeluznante, o triste, o desgraciado. Son los días, semanas y meses de sufrimiento que los preceden. Los días, semanas y meses de sufrimiento que lo seguirán.
No tiene nada malo el fútbol. La vida es así, la gente se interesa por cosas que le permitan emocionarse y berrear sin hacer mal a nadie. Sentir mucho, por algo banal.
La comparación es un poco injusta. Será porque el Barça ha perdido?
Lo siento por Mercé. Saber que la gente sufre me pone triste.
Besos, paseante.
Caram, quina tarda de trista nostàlgia! El fatal desenllaç de la Mercè és prou colpidor com per fer-nos seure a reflexionar sobre el pas del temps i dels neguits que ens sotgen. Per tot i arreu.
Paseante, la vida es rara .Pero también hermosa.Sólo que hay tardes de domingo que parecen hechas para ponernos a prueba. Y a uno le gustaría haber guardado la caja aquella de cartón en la que venia envuelta la nevera nueva .Y tener la soltura de los niños y los perros para refugiarse dentro y atrincherarse frente al mundo. Todos deberíamos tener un lugar para huir de estas tardes de vez en cuando...y sólo un ratito.La vida sigue ahí fuera con muchas , muchas más tardes soleadas de las que te imaginas.
Supongo que hay mil cosas tan interesantes o más que el fútbol y desde luego tomarselo como algo "sagrado" es absurdo, pero bueno tampoco esta mal si uno sabe divertirse con ello y no pasarlo mal. Esta claro que hoy en día tiene poco de deporte y mucho de show, sobretodo muchos de sus presidentes que no se comportan como tales y si como forofos, un error.
Debería ser un ejemplo (como deporte) para los más pequeños y no lo es, otro error.
Sin embargo también es cierto que sirve de entretenimiento para mucha gente. Ayer haciendo Zapping, puse un segundo la cadena donde sale Sanchez Dragó y decía que el no informaba de la Noticia del Futbol, porque la dice todo el mundo, y para él no es ni noticia ni nada, creo que despreciar la demanda de información de un gran porcentaje de gente es de paletos, por muy intelectual que se crea.
Potser els diumenges a la tarde són estones per donar un cop d'ull al món.És un impàs per començar una nova setmana, tornar a la feina, però també per cremar unes hores amb les coses que realmemt t'agraden.Jo les tardes de diumenge són totes diferents.No segueixo mai una rutina i llavors em sorprenc de les coses que puc arribar a fer.Encara que sigui contemplar una posta de sol durant un parell d'hores a l'estany de Banyoles com el diumenge passat!
Bona revetlla!
No em penso empassar que el futbol ja no t'agradi... Fins i tot a mi, que fa molt temps que passo del tema, m'ha semblat insuportable patir la victòria merengue a la capital del reino
Felicitats
Arribo aquí per felicitar-te el sant i em trobo una història trista. Però no vull deixar de dirt-t'ho : Felicitats, Paseante!! Torno a llegir-te i vaig amb retard. Una abraçada!
De diumenge a diumenge. El futbol ha passat. El basquet crec que també. El teu sant ha acabat. Els petards seguiran fins Sant Pere. L'estiu ha començat. Les vacances dels nens també. Alguns grans comencen jornada intensiva. La vida és un cicle de finals i principis.
Felicitats? Podrem posar un nom del santoral a "El paseante"? JOAN li escauria molt bé...
(el veí)
Gracias por pasear conmigo chica de ayer. Me ha gustado la compañía.
A mí también me entristecen esas historias Xurri, y contarlas es como intentar recordar esas vidas acabadas y que otros las recuerden, aunque sea sólo por un segundo.
Millor viure que reflexionar veinet. No creus?
Sabes MK? Antes buscaba esas cajas de cartón de las que hablas. Pero ya no. La vida son estímulos y luz y lucha. Al menos yo lo veo así.
Hacía broma con lo del fútbol Atikus. Seguiré inyectándome ese deporte en vena, aunque me gustaría conocer alguna clínica de desintoxicación. Porque mira que es tonto eso de estar pendiente de unos tipos que chutan una pelotita.
Jo també intento allunyar-me de rutines els diumenges a la tarda, encara que sempre acabi al Turó Parc o a la platja o al Gòtic. Vigila amb el monstre que viu a l'estany Joana.
No t'ho empassis alatrencada i encertaràs. I tanca les finestres de la teva vivenda a la capital del reino per no escoltar segons quines alegries.
Gràcies Emily, amb retard. Ets maca.
Gràcies per la felicitació i per tornar per aquí maîtresse omelettière... Una abraçada també per a tu.
Ja has acabat el cole Khalina? :-) Em deus un post.
Doncs posem-li aquest nom, veí.
Gràcies a tots.
Publicar un comentario
<< Home